India.
India que experiencia tan maravillosa ha sido conocer estas tierras tan llenas de historia, de cultura, de espiritualidad, de colores intensos y vibrantes como los sarees que usan su mujeres, de sabores picantes y llenos de exóticas species, de gente amable con sonrisas sinceras, de vacas caminando entre los coches y monos que se escabullen por las ventanas de las casas buscando robarse la comida. India donde parece que el tiempo no ha pasado y las tradiciones se mantienen intactas, donde tienen un Dios para cada día; le rezan a Shiva, Durga, Hanuman y Buda entre otros. Los indios tan alegres y amables llevan la musica en las venas y la escuchas en cada rincón a cualquier hora del día, los niños en las calles solo quieren chocar su mano contra la tuya y regalarte una sonrisa, mientras que los que han renunciado a todo le demuestran su amor a las sagradas vacas. Esa tierra donde los atardeceres se ven diferentes, donde el calor se siente diferente y hasta la piñas realmente son diferentes.
Es un hermoso lugar donde la meditación y el yoga datan de más de 5000 años atrás pero que gracias a The beatles, Maharishi Mahesh Yogi, Paramanhansan Yogananada y Pathabbi Jois entre otros, llego hasta nosotros esta ciencia que te motiva a respirar a ser consciente de tu cuerpo, a cerrar los ojos y darte cuenta que esta realidad es solo un sueño y que tu eres el escritor y protagonista del tuyo y como dice Joël Dicker en su libro El enigma de la habitación 622, “La vida es una novela que ya sabemos como termina: al final el protagonista muere. Así que lo más importante no es cómo acaba nuestra historia, sino cómo vamos a llenar las páginas. Pues la vida, igual que una novela, tiene que ser una aventura. Y las aventuras son las vacaciones de la vida.”
Y la India es una aventura que no te puedes perder en esta vida.
Ha sido una época llena de contrastes la que viví en Rishikesh en donde me demostré una vez más la fortaleza y convicción que puedo tener cuando realmente quiero algo y ese algo me apasiona, al mismo tiempo que le daba permiso a mi niña interior de salir expresarse, jugar y reír sin parar. Estuve rodeada de personas hermosa con transparentes corazones y una vez más comprobé que el idioma del amor es universal. Aprendí que como la pareja de Prakritti y Purusha se mimetizan en algunos puntos, pero siempre deben conservar su individualidad.
Corroboré la teoría de Frida (mi gurú del yoga) de que es posible encontrar la comodidad en la incomodidad y que nada es para siempre, todo pasa, por más bueno o malo que sea.
Me bañé en el Ganga River y tal como dicta la tradición me sumergí 3 veces para sanar mis culpas y dejar en él lo que ya no quiero más en mi vida y así darle paso a esta nueva etapa que estoy ansiosa por comenzar, el ganga como la madre que es te acoge y acaricia, sanando tus heridas y dándote esa refrescada que tanto se agradece en el intenso calor que impera por esta tierra.
India, nunca te olvidaré por que un pedazo de ti se quedo dentro de mi, seré fiel a lo que me enseñaste y seguiré las instrucciones de mis maestros no dejaré nunca mi práctica personal (meditación y yoga) Y mantendré mis Vrttis controlados, sentiré más y pensaré menos, pero sobre todo me daré permiso para gozar de esta experiencia llamada VIDA.
Namaste, Hari Om.
Bendita seas India.